(divido la etapa en dos posts)
Martes, 9 de agosto. Ridgmont (Bedford) - Grey Mare's Tail (462 km)
Segunda etapa inglesa: Llegada a Escocia.
Me levanto temprano, a las 6:45.
Me ducho y me lavo el cabello en la autocaravana, hoy me toca tratamiento de queratina. No es especialmente complicado en la ducha de la auto.
Salgo con Mateo a dar una vuelta por la pequeña población de Ridgmont. Luce el sol.
El pub está cerrado, sólo abre por las tardes.
No muy lejos hay un B&B que sirve desayunos.
Ahora mismo no se ve otra actividad en las inmediaciones, por lo que tras el paseo regreso a la autocaravana sin pastas ni pan fresco para el desayuno (sólo era un capricho, tenemos pan en el congelador).
Peino a Mateo, mientras el resto de la familia se ducha en la autocaravana, tal como habíamos decidido anoche.
El camping sólo tiene una ducha, de la que hay que pedir la llave en recepción (...precisamente el pub que está cerrado). Lo que es complejo, además de que nos hubiera llevado un buen rato el ducharnos fuera, de uno en uno.
Instalamos el desayuno (y el mantel) sobre una mesa de madera. Fuera, sobre el césped. Es nuestra forma favorita de empezar la jornada.
Preparo una cafetera. Como novedad tenemos cápsulas para la cafetera italiana de 6 tazas. Son cómodas y limpias, también saben algo mejor.
Se van los vecinos, tres tiendas de campaña. Nos ofrecen algunas botellas de agua que no van a usar. Nos vienen de maravilla, se nos estaba terminando el agua de beber.
Vaciamos y llenamos aguas. El vaciado debemos hacerlo a cubos, porque el lugar previsto está en alto. Las instalaciones son precarias. Pero el prado y el pub definitivamente nos han enamorado. Y además ha sido una parada práctica, estamos a pie de autopista y fuera de Londres, ya en dirección norte.
David y yo soñaríamos con regentar un pub como éste.
Salimos a la carretera a las 11:19, con 16,4ºC de temperatura y 95.961 km. en el cuentakilómetros. En la cabina vamos provistos de una cantidad de buena música country (Ignasi i Josefina, creo que os habría gustado el pub de ayer), y en el habitáculo las niñas tienen un buen surtido de películas, para ir recorriendo los km. de autopista que nos tocan para hoy.
Estimamos que van a ser unas 5 horas de conducción.
Toca entretenerse viendo qué vehículo es más peculiar, o identificando a alguno al que ya hayamos visto antes ("repetido"). No hay más.
Tenemos previstas dos opciones para la pernocta, ya descartado (por distancia) el castillo de Alnwick. Ambas en terreno escocés. Claramente nos inclinamos por la alternativa "verde": Visita a una cascada de 60 metros de caída, y pernocta en un camping cercano, a pie de río.
Y con ese destino en el navegador, nos metemos en el espeso tráfico primero de la autopista M1, y luego de la M6, dirección norte. Son gratuitas, y nos resultan estresantes: A ratos los carriles son muy estrechos y hay muchos camiones. Algunos tienen una altura superior a la que vemos por nuestras autopistas, como góndolas con 3 pisos de coches. Nos da la sensación de que al conducir no se mantienen tan rectos como los camioneros franceses o españoles.
Almorzamos pica-pica en un área de descanso.
Por la tarde cruzamos la frontera escocesa. Avisamos a las niñas, apartan un momento la vista de la pantalla.
El tráfico ya hace un buen rato que ha disminuido sensiblemente (especialmente tras haber sobrepasado la aglomeración de Manchester), y el cielo tiene aquella luz tan peculiar de los países del norte. Nos hace sentir en nuestro destino.
Salimos de la autopista en Moffat, a la altura de Dumfries. La cascada todavía está a una media hora de distancia, a través de una estrecha y poco transitada carretera, aún de dos carriles (vendrán cosas peores). A excepción de un pequeño tramo, de paso alternativo regulado por un semáforo automático.
Durante un buen trecho circulamos por un enorme valle glacial sin árboles, con bucólicas vistas sobre el río Moffat, prados y ovejas. Aquí ya respiramos vacaciones. Estos paisajes nos recuerdan a los de Islandia.
Sólo es un alto para la pernocta, tenemos más kilómetros por recorrer mañana. Pero vale la pena el desvío, es una buena forma de acabar la jornada. Vamos, es la guinda para hoy.
A pie de cascada hay un parking. "Pay & Display". No vemos señales de "No overnight". Por lo que nos parece buena idea pernoctar aquí mismo tras la visita.
No nos trasladaremos al camping que había elegido de antemano. Todavía está más alejado de la autopista, a la que debemos regresar mañana.
Pagamos el parking, nos calzamos las botas, nos ponemos las chaquetas “Red Family” y los paravientos, nos llevamos "puesto" un tentempié a modo de merienda, y subimos hacia la cascada. Con la opción de convertir el paseo en más ambicioso, si conseguimos llegar al Loch Skeen, a 278 metros por encima de nuestro nivel.
Martes, 9 de agosto. Ridgmont (Bedford) - Grey Mare's Tail (462 km)
Segunda etapa inglesa: Llegada a Escocia.
Me levanto temprano, a las 6:45.
Me ducho y me lavo el cabello en la autocaravana, hoy me toca tratamiento de queratina. No es especialmente complicado en la ducha de la auto.
Salgo con Mateo a dar una vuelta por la pequeña población de Ridgmont. Luce el sol.
El pub está cerrado, sólo abre por las tardes.
No muy lejos hay un B&B que sirve desayunos.
Ahora mismo no se ve otra actividad en las inmediaciones, por lo que tras el paseo regreso a la autocaravana sin pastas ni pan fresco para el desayuno (sólo era un capricho, tenemos pan en el congelador).
Peino a Mateo, mientras el resto de la familia se ducha en la autocaravana, tal como habíamos decidido anoche.
El camping sólo tiene una ducha, de la que hay que pedir la llave en recepción (...precisamente el pub que está cerrado). Lo que es complejo, además de que nos hubiera llevado un buen rato el ducharnos fuera, de uno en uno.
Instalamos el desayuno (y el mantel) sobre una mesa de madera. Fuera, sobre el césped. Es nuestra forma favorita de empezar la jornada.
Preparo una cafetera. Como novedad tenemos cápsulas para la cafetera italiana de 6 tazas. Son cómodas y limpias, también saben algo mejor.
Se van los vecinos, tres tiendas de campaña. Nos ofrecen algunas botellas de agua que no van a usar. Nos vienen de maravilla, se nos estaba terminando el agua de beber.
Vaciamos y llenamos aguas. El vaciado debemos hacerlo a cubos, porque el lugar previsto está en alto. Las instalaciones son precarias. Pero el prado y el pub definitivamente nos han enamorado. Y además ha sido una parada práctica, estamos a pie de autopista y fuera de Londres, ya en dirección norte.
David y yo soñaríamos con regentar un pub como éste.
Salimos a la carretera a las 11:19, con 16,4ºC de temperatura y 95.961 km. en el cuentakilómetros. En la cabina vamos provistos de una cantidad de buena música country (Ignasi i Josefina, creo que os habría gustado el pub de ayer), y en el habitáculo las niñas tienen un buen surtido de películas, para ir recorriendo los km. de autopista que nos tocan para hoy.
Estimamos que van a ser unas 5 horas de conducción.
Toca entretenerse viendo qué vehículo es más peculiar, o identificando a alguno al que ya hayamos visto antes ("repetido"). No hay más.
Tenemos previstas dos opciones para la pernocta, ya descartado (por distancia) el castillo de Alnwick. Ambas en terreno escocés. Claramente nos inclinamos por la alternativa "verde": Visita a una cascada de 60 metros de caída, y pernocta en un camping cercano, a pie de río.
Y con ese destino en el navegador, nos metemos en el espeso tráfico primero de la autopista M1, y luego de la M6, dirección norte. Son gratuitas, y nos resultan estresantes: A ratos los carriles son muy estrechos y hay muchos camiones. Algunos tienen una altura superior a la que vemos por nuestras autopistas, como góndolas con 3 pisos de coches. Nos da la sensación de que al conducir no se mantienen tan rectos como los camioneros franceses o españoles.
Almorzamos pica-pica en un área de descanso.
Por la tarde cruzamos la frontera escocesa. Avisamos a las niñas, apartan un momento la vista de la pantalla.
El tráfico ya hace un buen rato que ha disminuido sensiblemente (especialmente tras haber sobrepasado la aglomeración de Manchester), y el cielo tiene aquella luz tan peculiar de los países del norte. Nos hace sentir en nuestro destino.
Salimos de la autopista en Moffat, a la altura de Dumfries. La cascada todavía está a una media hora de distancia, a través de una estrecha y poco transitada carretera, aún de dos carriles (vendrán cosas peores). A excepción de un pequeño tramo, de paso alternativo regulado por un semáforo automático.
Durante un buen trecho circulamos por un enorme valle glacial sin árboles, con bucólicas vistas sobre el río Moffat, prados y ovejas. Aquí ya respiramos vacaciones. Estos paisajes nos recuerdan a los de Islandia.
Sólo es un alto para la pernocta, tenemos más kilómetros por recorrer mañana. Pero vale la pena el desvío, es una buena forma de acabar la jornada. Vamos, es la guinda para hoy.
A pie de cascada hay un parking. "Pay & Display". No vemos señales de "No overnight". Por lo que nos parece buena idea pernoctar aquí mismo tras la visita.
No nos trasladaremos al camping que había elegido de antemano. Todavía está más alejado de la autopista, a la que debemos regresar mañana.
Pagamos el parking, nos calzamos las botas, nos ponemos las chaquetas “Red Family” y los paravientos, nos llevamos "puesto" un tentempié a modo de merienda, y subimos hacia la cascada. Con la opción de convertir el paseo en más ambicioso, si conseguimos llegar al Loch Skeen, a 278 metros por encima de nuestro nivel.
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