En la gran isla
Día 3 (miércoles)
Portsmouth (Ing) – Ripon (Ing)
Recorrido día: 456 km (Total acumulado : 515 km)
Portsmouth – M27 – M3 – A34 – M40 – A43 – M1 – M18 – A1 – A61 - Ripon
Hoy hemos puesto el despertador. La llegada a Portsmouth está prevista para las 9:30 hora local, y no queremos más sorpresas. Ya hemos tenido demasiadas emociones fuertes. Nos vestimos, recogemos todo y subimos a cubierta para ver cómo nos acercamos a la gran isla.
No me parecen nada del otro mundo ni la costa, ni la entrada al puerto. Nada que ver, al menos, con las fotos que había visto de los acantilados de Dover. Los cuales veremos a la vuelta.
Recogemos la bolsa del congelado y esperamos a que abran las puertas de las bodegas. Junto a las puertas se aglutina un gentío y vamos bajando poco a poco. Llegamos a la AC y comprobamos que todo está en orden. Lo que quedó en la nevera está en perfectas condiciones. Al estar todo sin empezar y cerrado en blisters, no se ha perdido nada. El único problema lo encontramos a la hora de meter el congelado en el minúsculo congelador. Creo recordar que era la entropía lo que explicaba el por qué las cosas tienden a desordenarse. La cosa es que fue imposible volver a meter todo lo que antes había entrado allí mismo.
En fin, un problema sin importancia, teniendo en cuenta los que habíamos solucionado ya y, sobre todo, lo que teníamos por delante: ¡a conducir por la izquierda!
Yo ya tenía una experiencia anterior, pero en aquella ocasión había conducido en Irlanda un coche local con el volante a la derecha. Así es que mis temores se centran, sobre todo, en cómo me las arreglaré con menos visibilidad de la acostumbrada en las incorporaciones a las autopistas, en los cruces y en las rotondas. Como mi mujer debe viajar atrás con mi hijo, será la niña quién haga de copiloto. Viene ya concienciada de que su labor es muy importante. Y eso le hace sentirse orgullosa.
En poco tiempo salimos del ferry y vamos un poco obsesionados, mirando a todos lados, sin saber muy bien por donde nos saldrán los coches. Nos encontramos con muchos carteles avisando a los continentales de que conduzcamos por la izquierda. La verdad es que al principio se agradecen.
Conseguimos coger la ruta prevista sin mayores problemas. La hemos seleccionado para tirar rectos hacia el norte, sin hacer paradas y procurando evitar las grandes metrópolis de Londres, Manchester, etc. Al de poco observo asombrado que en Inglaterra tampoco es que respeten los límites de velocidad. Se los saltan de largo. Aunque la verdad no me extraña nada, ya que son demasiado bajos para una autovía. En eso estoy pensando, cuando caigo en la cuenta de mi error. ¡Pero qué torpe soy! Todas las distancias y velocidades se indican en millas, no en km. ¡Ya me parecía a mí!
Rápidamente hago mi cálculo. Si no lo han cambiado de la época de Coe, Ovett, Abascal y demás leyendas del medio fondo, 1 milla era poco más de 1500 m. Así es que para ser conservador, ese será el cálculo que haré para no pasarme en la velocidad (30millas/h=45km/h; 40millas/h =60km/h; 60millas/h=90km/h…). Con las distancias igual, aunque pienso que no es mala idea hacerse una lista de conversión y llevarla a la vista. Para ser exactos, Wikipedia dixit, 1 milla son 1609 m.
Según van pasando los km, cojo confianza y veo que el conducir por la autopista o autovías no es mayor problema. La señalización es clara y facilita seguir la ruta sin sobresaltos del tipo “era por allí”. Además, los conductores son muy respetuosos y en las incorporaciones nadie apura. Siempre mantienen la velocidad, cambian de carril o deceleran un poco para dejarte hueco. Y en las grandes rotondas es casi imposible confundirse. La propia curva del acceso a la rotonda te lleva necesariamente a la izquierda. El mayor problema es el intensísimo tráfico que soportan estas vías. La verdad es que nunca había visto tanto tráfico de forma continuada. Ni siquiera en Alemania. Pero con la ayuda de mi eficiente copiloto, incluso me atrevo a adelantar a esos enormes camiones que ya había visto en el relato de jota.
¡Y hace un día precioso! Lo cual no deja de ser curioso. Venimos con miedo a la climatología británica y nos encontramos un día soleado después de haber dejado en casa la lluvia y un cielo gris plomizo.
Por lo demás, poco que contar. Hoy es un día de viaje. Nos habíamos planteado visitar Stonehenge a la subida, pero al final decidimos dejarlo para la bajada y tirar hacia al norte para llegar a Escocia lo antes posible. Realmente seguimos temiendo a la climatología escocesa y pensamos que si el mal tiempo nos acaba echando, tiempo tendremos de dedicarnos a visitar Inglaterra o Gales.
A media tarde nos plantamos en Ripon. Es pronto para parar, pero queremos ver Fountains Abbey y nos parece una buena idea parar a descansar antes de que los niños acaban hartos de km desde el primer día. Siguiendo las indicaciones de la carretera, llegamos al aparcamiento de la abadía sin problemas. A esta hora está todo cerrado, pero pensamos en dormir allí y verlo por la mañana. Sin embargo, vemos un cartel avisando que el parking se cierra a las 18:30 (ya debería estar cerrado, pero evidentemente no lo está). Interpretamos que no es posible la pernocta y una empleada nos lo confirma.
Así es que retrocedemos un poco hacia Ripon y entramos en un camping que habíamos visto de camino a la abadía, el River Laver Holiday Park. La recepción está cerrada, pero unos clientes nos dicen que preguntemos en la casa de la entrada (como no solemos llegar pronto, esa va a ser la tónica general en muchos de los campings que hemos utilizado). Nos indican nuestra parcela y pagamos en efectivo, ya que no admiten tarjeta.
El camping es muy tranquilo y está bien cuidado. Las parcelas son amplias y combinan una zona de grava para meter la AC, con otra zona de un agradable césped verde. Evidentemente, estamos en Gran Bretaña. Cada parcela tiene su grifo de agua potable, su conexión eléctrica y el desagüe de grises. Esto último será muy cómodo para las caravanas, pero su situación no está pensada para las ACs. Y lo malo es que no hay ningún otro sitio para vaciarlas. Así es que tendremos que usar el viejo truco del balde. Es curioso, pero esto nos ha ocurrido en un par de campings.
Nos instalamos, duchamos y descansamos hasta la cena. Estas jornadas de viaje siempre son cansadas.
Gastos día:
- Gasoil: 89,76 € (76,71 libras a 1,469 libras/l, para un consumo de 12,12 l/100km)
- Camping Ripon: 25,87 € euros* (22,5 libras, con electricidad)
Total gastos día: 115,63 €
Total parcial: 1280,64 €
* Los gastos efectuados en metálico con libras los paso a euros aplicando un cambio de 1,15 €/libra. Que es lo que resulta de calcular la media total que me costaron las 450 libras que compré en Bilbao y en el cajero de Escocia, incluidas las comisiones.
** Los gastos efectuados en libras con tarjeta los paso a € tal cual me los cargaron en cuenta.
Día 3 (miércoles)
Portsmouth (Ing) – Ripon (Ing)
Recorrido día: 456 km (Total acumulado : 515 km)
Portsmouth – M27 – M3 – A34 – M40 – A43 – M1 – M18 – A1 – A61 - Ripon
Hoy hemos puesto el despertador. La llegada a Portsmouth está prevista para las 9:30 hora local, y no queremos más sorpresas. Ya hemos tenido demasiadas emociones fuertes. Nos vestimos, recogemos todo y subimos a cubierta para ver cómo nos acercamos a la gran isla.
No me parecen nada del otro mundo ni la costa, ni la entrada al puerto. Nada que ver, al menos, con las fotos que había visto de los acantilados de Dover. Los cuales veremos a la vuelta.
Recogemos la bolsa del congelado y esperamos a que abran las puertas de las bodegas. Junto a las puertas se aglutina un gentío y vamos bajando poco a poco. Llegamos a la AC y comprobamos que todo está en orden. Lo que quedó en la nevera está en perfectas condiciones. Al estar todo sin empezar y cerrado en blisters, no se ha perdido nada. El único problema lo encontramos a la hora de meter el congelado en el minúsculo congelador. Creo recordar que era la entropía lo que explicaba el por qué las cosas tienden a desordenarse. La cosa es que fue imposible volver a meter todo lo que antes había entrado allí mismo.
En fin, un problema sin importancia, teniendo en cuenta los que habíamos solucionado ya y, sobre todo, lo que teníamos por delante: ¡a conducir por la izquierda!
Yo ya tenía una experiencia anterior, pero en aquella ocasión había conducido en Irlanda un coche local con el volante a la derecha. Así es que mis temores se centran, sobre todo, en cómo me las arreglaré con menos visibilidad de la acostumbrada en las incorporaciones a las autopistas, en los cruces y en las rotondas. Como mi mujer debe viajar atrás con mi hijo, será la niña quién haga de copiloto. Viene ya concienciada de que su labor es muy importante. Y eso le hace sentirse orgullosa.
En poco tiempo salimos del ferry y vamos un poco obsesionados, mirando a todos lados, sin saber muy bien por donde nos saldrán los coches. Nos encontramos con muchos carteles avisando a los continentales de que conduzcamos por la izquierda. La verdad es que al principio se agradecen.
Conseguimos coger la ruta prevista sin mayores problemas. La hemos seleccionado para tirar rectos hacia el norte, sin hacer paradas y procurando evitar las grandes metrópolis de Londres, Manchester, etc. Al de poco observo asombrado que en Inglaterra tampoco es que respeten los límites de velocidad. Se los saltan de largo. Aunque la verdad no me extraña nada, ya que son demasiado bajos para una autovía. En eso estoy pensando, cuando caigo en la cuenta de mi error. ¡Pero qué torpe soy! Todas las distancias y velocidades se indican en millas, no en km. ¡Ya me parecía a mí!
Rápidamente hago mi cálculo. Si no lo han cambiado de la época de Coe, Ovett, Abascal y demás leyendas del medio fondo, 1 milla era poco más de 1500 m. Así es que para ser conservador, ese será el cálculo que haré para no pasarme en la velocidad (30millas/h=45km/h; 40millas/h =60km/h; 60millas/h=90km/h…). Con las distancias igual, aunque pienso que no es mala idea hacerse una lista de conversión y llevarla a la vista. Para ser exactos, Wikipedia dixit, 1 milla son 1609 m.
Según van pasando los km, cojo confianza y veo que el conducir por la autopista o autovías no es mayor problema. La señalización es clara y facilita seguir la ruta sin sobresaltos del tipo “era por allí”. Además, los conductores son muy respetuosos y en las incorporaciones nadie apura. Siempre mantienen la velocidad, cambian de carril o deceleran un poco para dejarte hueco. Y en las grandes rotondas es casi imposible confundirse. La propia curva del acceso a la rotonda te lleva necesariamente a la izquierda. El mayor problema es el intensísimo tráfico que soportan estas vías. La verdad es que nunca había visto tanto tráfico de forma continuada. Ni siquiera en Alemania. Pero con la ayuda de mi eficiente copiloto, incluso me atrevo a adelantar a esos enormes camiones que ya había visto en el relato de jota.
¡Y hace un día precioso! Lo cual no deja de ser curioso. Venimos con miedo a la climatología británica y nos encontramos un día soleado después de haber dejado en casa la lluvia y un cielo gris plomizo.
Por lo demás, poco que contar. Hoy es un día de viaje. Nos habíamos planteado visitar Stonehenge a la subida, pero al final decidimos dejarlo para la bajada y tirar hacia al norte para llegar a Escocia lo antes posible. Realmente seguimos temiendo a la climatología escocesa y pensamos que si el mal tiempo nos acaba echando, tiempo tendremos de dedicarnos a visitar Inglaterra o Gales.
A media tarde nos plantamos en Ripon. Es pronto para parar, pero queremos ver Fountains Abbey y nos parece una buena idea parar a descansar antes de que los niños acaban hartos de km desde el primer día. Siguiendo las indicaciones de la carretera, llegamos al aparcamiento de la abadía sin problemas. A esta hora está todo cerrado, pero pensamos en dormir allí y verlo por la mañana. Sin embargo, vemos un cartel avisando que el parking se cierra a las 18:30 (ya debería estar cerrado, pero evidentemente no lo está). Interpretamos que no es posible la pernocta y una empleada nos lo confirma.
Así es que retrocedemos un poco hacia Ripon y entramos en un camping que habíamos visto de camino a la abadía, el River Laver Holiday Park. La recepción está cerrada, pero unos clientes nos dicen que preguntemos en la casa de la entrada (como no solemos llegar pronto, esa va a ser la tónica general en muchos de los campings que hemos utilizado). Nos indican nuestra parcela y pagamos en efectivo, ya que no admiten tarjeta.
El camping es muy tranquilo y está bien cuidado. Las parcelas son amplias y combinan una zona de grava para meter la AC, con otra zona de un agradable césped verde. Evidentemente, estamos en Gran Bretaña. Cada parcela tiene su grifo de agua potable, su conexión eléctrica y el desagüe de grises. Esto último será muy cómodo para las caravanas, pero su situación no está pensada para las ACs. Y lo malo es que no hay ningún otro sitio para vaciarlas. Así es que tendremos que usar el viejo truco del balde. Es curioso, pero esto nos ha ocurrido en un par de campings.
Nos instalamos, duchamos y descansamos hasta la cena. Estas jornadas de viaje siempre son cansadas.
Gastos día:
- Gasoil: 89,76 € (76,71 libras a 1,469 libras/l, para un consumo de 12,12 l/100km)
- Camping Ripon: 25,87 € euros* (22,5 libras, con electricidad)
Total gastos día: 115,63 €
Total parcial: 1280,64 €
* Los gastos efectuados en metálico con libras los paso a euros aplicando un cambio de 1,15 €/libra. Que es lo que resulta de calcular la media total que me costaron las 450 libras que compré en Bilbao y en el cajero de Escocia, incluidas las comisiones.
** Los gastos efectuados en libras con tarjeta los paso a € tal cual me los cargaron en cuenta.
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